El futuro de Prisa, más que nunca, está en manos de los bancos y los fondos buitre. La viabilidad del grupo editor depende de que el equipo que dirige Juan Luis Cebrián consiga cerrar la tercera refinanciación en menos de tres años de su elevada deuda neta de 3.102 millones o logre vender activos por 1.500 millones de euros en un tiempo récord.
O eso es lo que opina Deloitte, el auditor de la editora de El País, que ha asegurado que «existe una incertidumbre significativa sobre la capacidad del grupo para continuar con sus operaciones» si no consigue «culminar» el complejo proceso de refinanciación o «materializar otras medidas» que le permitan hacer frente al pago de 1.282 millones del crédito sindicado que vence en marzo de 2014.
Prisa, que ha cerrado el primer semestre del año con un agujero (fondo de maniobra negativo) de 1.328 millones de euros por los vencimientos a corto plazo de 1.500 millones de deuda, no tiene dinero para pagar y negocia a contrarreloj con las entidades financieras aplazar los abonos para poder sobrevivir, al menos, otro año.
Con la deuda al cuello
De momento, el 88% de los acreedores ha dado el visto bueno, pero la compañía tiene serios problemas para convencer a los fondos americanos (Center Bridge compró 200 millones de deuda de Prisa a Bankia mientras Cerberus ha salido de cualquier tipo de operación con la deuda del grupo editor) y a las entidades portuguesas, que están rescatadas, y además las alemanas y británicas. Ante esta situación, la propia compañía asegura que debido al entorno económico las negociaciones será «duras, complicadas y requerirán mucho tiempo». Y tiempo es justo lo que no tiene.
El grupo propietario de La Ser no es capaz de generar fondos suficientes para afrontar sus costes operativos y financieros y entre enero y junio de este año ha tenido que sacar de la caja 40 millones de euros para poder invertir en el negocio y generar ventas.
La caída de los ingresos por publicidad, el alza de los gastos y la depreciación del valor de sus negocios le han llevado a registrar un resultado de explotación negativo de 192 millones y unos número rojos netos de 171 millones.
La compañía ha tenido que provisionar 208 millones hasta junio por la pérdida de valor de su negocio audiovisual, de capa caída desde que compró en agosto con los derechos del fútbol. Un deterioro que se suma a los 294 millones que provisionó en el cuarto trimestre de 2012, por lo que Canal+ vale 500 millones menos desde que adquirió la Liga BBVA. Prisa no descarta que la filial, que está a la venta, siga perdiendo valor en los próximos años (hasta 500 millones más) mientras los abonados no dejar de caer. En esta línea, la división audiovisual se depide de los 13 millones que cada semestre cobra de Mediaset por realizar la producción de los deportes (ahora en manos de Mandarina). El acuerdo de venta de Cuatro establecía que el contrato sería transitorio.
Sin contar los extraordinarios, la editora, descrita como zombi por los analistas, ha perdido 39 millones en el primer semestre de 2013, 15 millones más que en 2012. Y es que, pese a los ajustes (en un año ha despedido a 1.000 trabajadores), los negocios en España están casi todos en números rojos y siguen deteriorandose.
El Economista
Pues vaya futuro más negro.
La única solución es que Aljazeera se haga cargo de la empresa. Los cataríes son los únicos, dentro del panorama audiovisual mundial, que tienen liquidez.
O eso, o lo peor.