Al Jazeera ha anunciado que va a despedir a unos 500 empleados, más del 10% de su plantilla, en un reflejo de las presiones financieras del pequeño estado del Golfo Pérsico debido a los bajos precios globales del petróleo y el gas natural.
La mayoría de los despidos se producirán en la sede de Doha, según la cadena controlada por la familia real de Qatar. Antes del recorte, el grupo contaba con unos 4.000 empleados.
Mostefa Souag, director general en funciones de Al Jazeera, ha manifestado que la cadena necesitaba realizar estos despidos para mantener su posición en la industria «a la luz de los cambios de gran escala que están teniendo lugar en la escena mediática mundial».
Fundada en 1996 en el marco de los esfuerzos de Qatar para convertir su poder económico en influencia política, Al Jazeera ganó millones de telespectadores en el mundo árabe ofreciendo un debate independiente y sin censuras raramente visto en otras televisiones locales.
Pero Qatar parece haber rebajado su perfil diplomático bajo el mando del emir Sheikh Tamim bin Hamad al-Thani, que asumió el poder en 2013 y ha hablado de la necesidad de ser austeros en una época de bajos precios del petróleo.
Al Jazeera también ha sufrido una creciente competencia en su región y ha estado bajo sospecha de muchos gobiernos por el tiempo de emisión concedido a grupos islamistas en Siria, Libia y otros países.
En enero, Al Jazeera dijo que cerraría su negocio de televisión por cable en EEUU menos de tres años después de haberlo lanzado con gran bombo ante los desafíos económicos del mercado de medios estadounidense.