La TDT supuso la multiplicación de la oferta de canales de televisión en abierto dando un salto en la calidad de la imagen y el sonido y facilitando a su vez la llegada de la alta definición y la oferta de pago.
Manuel Campo Vidal, presidente de la Academia de la TV, considera muy importante que se cumpliera el calendario. Pero también reconoce que este año de TDT ha dejado claro que la planificación fue un fracaso.
«La proliferación de licencias que han dado los gobiernos, desde el último de Aznar a todos los autonómicos, ha sido una desmesura. Esto, unido a la crisis, pone en riesgo el modelo y la viabilidad del sistema audiovisual».
El presidente de la ATV reconoce que, «globalmente», se debe aumentar la calidad de la oferta, y propone «aprovechar los nuevos canales para innovar, para dar a oportunidad a nuevos valores, y esto con un coste muy bajo».
Para Sergio Talarewitz, presidente de la comisión de radio y TV digital de Asimelec, «el aspecto tecnológico ha sido un cambio complejo que se ha realizado con éxito y pocos fallos.
La cobertura de la TDT está en el 98% de la población, de las más altas de Europa. El problema es que no se ha utilizado la tecnología para mejorar el uso de los canales, y la calidad de contenidos es muy baja.
Es especialmente grave,apunta, que no se haya aprovechado para implantar la alta definición real y la TDT de pago, única vía para dar productos premium sin tener que abonarse al satélite o cable». Para Talarewitz, «la publicidad no da para tanto canal abierto, y el modelo no resiste».