El Consejo Ministerial de la Agencia Espacial Europea (ESA), celebrada este 2 de diciembre en Luxemburgo, ha aprobado un paquete de 5.900 millones de euros para la fabricación de una nueva generación de lanzadores, el Ariane 6 y el Vega C. Estos propulsores se utilizarán para la exploración del espacio profundo (destino Marte) y para el mantenimiento de la Estación Espacial Internacional (ISS).
Para los cohetes y sus nuevas versiones, los responsables políticos se comprometieron a poner 8.200 millones de euros durante los próximos 10 años. El primera lanzamiento del Ariane 6 se producirá en 2020. Para el laboratorio orbital que la ESA comparte con Estados Unidos, Rusia, Japón y Canadá, se destinarán 820 millones de euros. Y finalmente se ha conseguido suficiente financiación para la ambiciosa misión ExoMars que enviará un rover en 2018 a la superficie del Planeta Rojo.
Para el Ariane de nuevo cuño, que tendrá dos versiones, dependiendo del peso de sus cargas útiles, se destinarán 4.000 millones de euros, de los que la mitad será aportada por Francia y Alemania. Los 20 países miembros de la ESA más Canadá tendrán que aportar 3.800 millones de euros para la realización del nuevo proyecto, incluida la evolución del pequeño lanzador de la gama europea Vega.
Habrá una versión pesada del Ariane 6, (con cuatro cohetes impulsores P120 de combustible sólido; dos motores Vulcain de combustible líquido para la fase principal del cohete, y un propulsor Vinci para la fase superior), que podrá levantar hasta 11 toneladas y situarlas en una Órbita Geosíncrona de Transferencia (GTO), con capacidad de lanzamiento sencillo y dual y un coste de 85 millones de euros.
La versión ligera (con 2 motores impulsores para el despegue y mismo sistema impulsor en la fase central y superior) será capaz de levantar hasta 7 toneladas hasta la órbita GTO con capacidad de lanzamiento sencilla por 65 millones de euros, egún explica el portal Infoespacial.