Se trata de un hecho sin precedentes. El satélite ha sufrido un percance y aunque sus transpondedores están funcionando, no responde a las órdenes que se le envían desde la Tierra, de ahí a que el satélite esté a la deriva.
Es lo que se conoce como un satélite zombi o zombisat. Hasta el momento, los clientes del Galaxy 15 (G-15) no han sufrido interferencias, pero este panorama podría cambiar en las próximas semanas.
El G-15 provee de capacidad de transmisión satelital a programas de televisión por cable en América del Norte. También retransmite coordenadas de posicionamiento (GPS) a aviones durante el vuelo.
El mayor problema es para su satélite vecino, el AMC-11, que opera en la misma banda de frecuencia y podría sufrir interferencias, lo que afectaría el servicio a sus clientes.
El 5 de abril se perdió el control del Galaxy 15. Aunque los expertos le han enviado alrededor de 200.000 comandos, no han obtenido respuesta.
Este lunes, los especialistas de Intelsat hicieron un último esfuerzo para recuperar el control del satélite, mandando emisiones de alta potencia pero sin éxito.
La empresa Orbital Sciences Corporation, a cargo de la construcción de este satélite, cree que el fallo fue provocado por una tormenta solar ocurrida a principios del mes de abril.
“Es como si al satélite geoestacionario se le hubiera quemado el cerebro”, según la descripción de Ian O’Neill, del centro Discovery Space.
Como decenas de satélites de telecomunicaciones, el Galaxy 15 está en una órbita denominada geoestacionaria, a 36.000 kilómetros de altura y no hay riesgo de que caiga a la Tierra en varias decenas de años.
Estos satélites actúan como repetidores de señales de telecomunicaciones que cubren siempre un mismo territorio.