En el fútbol, cada detalle cuenta. El resultado, obviamente, es lo primordial, pero hay un impacto tremendo en materia de imagen en un cada vez más importante segundo plano.
La hiperconectividad del siglo XXI y el desarrollo de las redes sociales impulsan la estética y la batalla de las marcas por «lucirse» en escenarios de tronío. La Eurocopa 2024 es un gran ejemplo de ello. Las empresas han seguido un cuidadoso proceso de creación para que cada una de las 24 selecciones que se personan en Alemania hagan la mejor de las publicidades a través de los uniformes, por ejemplo. Aunque hay algo común.
Algo inmutable en cada uno de los encuentros. ¿Su nombre? Fussballliebe, el balón del torneo.
Se trata de uno de los grandes anuncios en cada gran campeonato futbolístico. En muchas ocasiones ha habido polémica, como el célebre Roteiro de 2004. Un esférico plateado, muy elegante y algo imprevisible, de ahí las críticas. Porque el diseño del mismo puede tener variaciones, lógicamente, en su comportamiento. Estudios como «The effect of surface geometry on soccer ball», de Barber y Carré en 2010, demuestran que la rugosidad de su superficie o la cantidad de paneles que lo compongan pueden afectar al efecto que se le puede aplicar en el golpeo. Amén del tamaño, con ejemplos como el fútbol sala, donde el balón presenta unas condiciones comportamentales totalmente diferentes al fútbol-11.
Sin embargo, y a pesar de las quejas de algunos futbolistas como Andrea Pirlo, el Roteiro pasó a la historia como uno de los balones más demandados. Entre otras cosas por ese aspecto elegante. La estética es importante. Mucho. De ahí que Adidas haya tratado con todo el mimo del mundo el diseño del balón oficial de la Eurocopa 2024. Incluso el nombre, Fussballliebe, está medido al milímetro.
«Amor por el fútbol», es el significado en alemán. Los colores tampoco han sido cuestión baladí. El blanco de base está acompañado por amarillos, negros, verdes y rojos. Una paleta que busca plasmar, en palabras del vicepresidente de producto y diseño de la marca germana, Sam Hardy, la energía, el amor y la diversidad que el fútbol y torneos como la Eurocopa desprenden entre sus gentes.
Un diseño que, por supuesto, busca disparar al máximo las ventas del mismo, con varios precios y alternativas. Desde los 150 euros que supone el mayor desembolso en una versión «premium» de Fussballliebe, pasando por los 60 euros del esférico de competición hasta los 30 euros a desembolsar por un balón destinado al entrenamiento. Ventas que tendrán un cariz social, pues el 1 % de lo recaudado irá a parar a la iniciativa «Common Goal», con Juan Mata como cabeza visible. Una organización que trabaja en proyectos benéficos gracias a la donación del 1 % de su sueldo por parte de estrellas del deporte.
Todo en el fútbol está cuidado al detalle. También el balón. Y más con un escaparate planetario como una Eurocopa. Balones que han hecho historia, desde 1968 hasta 2024: Telstar Elast, Telstar Durlast, Tango River Plate, Tango Mundial, Tango Europa, Etrusco Unico, Questra Europa, Terrestra Silverstream, Roteiro, Europass, Tango 12, Beau Jeu, Uniforia y ahora Fussballliebe.
Eso sí, no todo es lo estético. Lo primordial es la calidad del producto. En búsqueda de la mejor aerodinámica posible y de potenciar el desplazamiento y el golpeo en largo al máximo, el gigante alemán ha construido el balón con microtextura PrecisionShell. Además de utilizar la tecnología Connected Ball para facilitar la utilización del VAR.
La Eurocopa 2024 será un desfile de estrellas: Kylian Mbappé, Jude Bellingham, Harry Kane, Robert Lewandowski, Toni Kroos, Florian Wirtz, Virgil Van Dijk, Rodri Hernández… Todos buscarán llegar a la meta. Al 14 de julio en Berlín. Allí, en el Estadio Olímpico, se disputará la final europea.
Francia, Inglaterra, la anfitriona Alemania, España… Un listado de favoritas con outsiders como una Dinamarca que llegó a semifinal en la última cita. Muchos condicionantes, partidos y hazañas. Pero siempre con un denominador común, Fussballliebe. «Amor por el fútbol» en estado puro.