Un reciente informe publicado por la consultora GECA ha revelado un preocupante dato sobre el consumo audiovisual en España.
En concreto el 47,4% de los usuarios de plataformas OTT (Over-The-Top, es decir, servicios que ofrecen contenido a través de Internet como Netflix, HBO Max o Amazon Prime Video) acceden a contenido televisivo de manera ilegal.
¿Qué tipo de contenido se piratea más?
Las películas encabezan la lista de contenidos más pirateados, con un 32,8% de los usuarios reconociendo haberlas consumido a través de canales no autorizados.
Les siguen muy de cerca las series de televisión, con un 30,6%, lo que refleja la enorme popularidad que tienen los contenidos seriados en la cultura digital actual. En tercer lugar, se encuentran los eventos deportivos, que representan el 18,4% del contenido pirateado. Este último dato es especialmente relevante si se tiene en cuenta que muchas competiciones deportivas están disponibles únicamente a través de plataformas de pago.
Jóvenes, los principales consumidores de contenido pirata
El estudio también pone de manifiesto que la piratería está especialmente extendida entre los jóvenes de 18 a 24 años, que lideran el consumo de contenido pirateado. No obstante, el grupo de 25 a 34 años también presenta cifras elevadas y, de hecho, ha registrado un aumento de 5,2 puntos en comparación con mediciones anteriores.
De forma más sorprendente, el informe destaca un crecimiento significativo del consumo pirata entre los usuarios de más de 55 años, donde el porcentaje ha subido en 4,5 puntos, alcanzando ya el 32,6% de este grupo etario.
Esta tendencia podría estar relacionada con una mayor familiarización con las herramientas digitales durante la pandemia, así como con un deseo de acceder a contenidos exclusivos sin pagar suscripciones múltiples.
Un fenómeno con múltiples implicaciones
El aumento de la piratería en todos los tramos de edad supone un reto considerable para la industria audiovisual y las plataformas de streaming. No solo afecta a los ingresos de las productoras y distribuidoras, sino que también plantea interrogantes sobre la percepción del valor del contenido digital entre los usuarios.
Factores como el alto coste acumulado de las suscripciones, la fragmentación de los catálogos y la disponibilidad limitada de ciertos títulos pueden estar incentivando a los espectadores a buscar alternativas ilegales.
A esto se suma la facilidad de acceso a plataformas pirata cada vez más sofisticadas, muchas de las cuales imitan la experiencia de usuario de los servicios legítimos.
Llamado a reforzar la educación digital y las medidas legales
Ante este escenario, los expertos reclaman una mayor educación sobre los riesgos de la piratería, que van desde problemas de ciberseguridad hasta consecuencias legales, y una mejora en las estrategias legales y tecnológicas para combatir la distribución no autorizada de contenidos.
Asimismo, se plantea la necesidad de explorar modelos de negocio más flexibles y accesibles que puedan atraer a los usuarios hacia canales legales sin generar frustración o saturación económica.
