Los canales de televisión que emiten en directo los partidos del Mundial de Sudáfrica muestran cada día que pasa su desazón por el ruido que emiten las vuvuzelas, un invento que perturba el seguimiento normal a los espectadores.
Acabada el miércoles la primera tanda de partidos de los grupos ocho con el encuentro España-Suiza, llega el momento de establecer las primeras conclusiones sociológicas del Mundial y sin duda la invasión de estos objetos acapara el malestar del público. Primero fueron las dos cadenas nacionales de la televisión pública alemana -ARD y ZDF-, las que dieron la voz de alarma, obligados por las numerosas quejas que les comunicaban los usuarios.
El director de programación de la ARD, Thomas Wehrle, en la edición digital de ‘Der Spiegel’, se hizo eco el 13 de junio de la preocupación existente entre los responsables de los medios por los efectos desesperantes de la popular trompa que usan los hinchas sudafricanos en los oídos europeos.
Después de probar sin éxito varios sistemas para aminorar el zumbido, los profesionales volvieron al viejo micro, en mano, dejando para mejor ocasión el moderno auricular-micrófono. El método tradicional permite acercar el micro a los labios y reducir el ruido ambiental, lo que los televidentes agradecen. Las múltiples quejas llegadas a los foros de ambas televisiones obligaron a actuar a los canales germanos.
El 15 de junio fue la BBC quien anunció la posibilidad de transmitir los partidos del Mundial sin que los espectadores tuvieran que soportar el incesante ruido. En el Reino Unido, se teme que algunos aficionados las puedan importar a la ‘Premier’. Fuentes de la ‘Premier League’ aclararon que cada club tiene autonomía para prohibir que un seguidor acuda acompañado de tan escandaloso instrumento.
Por su parte el All England Club, organizador del torneo de tenis de Wimbledon, tomó cartas en el asunto y anunció que esta competición será una «zona libre» de vuvuzelas, por lo que no mostrará imágenes en sus pantallas gigantes de los partidos del Mundial.
Otro canal que mostró su impotencia por el ‘espectáculo’ de las trompetas de plástico fue el de pago Meo, en Portugal, que ha ofrecido a sus clientes la posibilidad de prescindir de la tortura de un sonido que impide a los espectadores y periodistas hablar en la grada.
La compañía lusa explicó que esta aplicación de ver los partidos del Mundial sin ruido ambiental «gratuita y pionera en Portugal» estará disponible a partir del encuentro Francia-México, para clientes de ADSL y fibra óptica por satélite.
Meo, que pertenece a la operadora lusa Portugal Telecom, señaló que logra esta opción gracias a un «proceso de filtro del audio» que permite ofrecer dos emisiones:una con el audio nativo, que incorpora el sonido de los instrumentos típicos de Sudáfrica, y otra sin él.
El negocio, en cambio, aparece también en las últimas fechas tras la aparición de unos tapones, conocidos en el mercado como ‘Vuvu’, que aislan del estruendo monocorde que envuelve a los estadios sudafricanos.
Los diminutos tapones se comercializan a dos euros (2,4 dólares) la pareja y son capaces de reducir hasta en 80 decibelios el estrépito. Sus inventores son Andrew Chin y Craig Doonan, dos avispados comerciantes afincados en Ciudad del Cabo que supieron leer en clave de beneficios económicos la agria polémica que ya acompañó a este conflicto durante la pasada Copa Confederaciones.
Un estudio de la Universidad de Pretoria, según publicó la agencia local Sapa, demostró que la prolongada exposición al estruendo de las vuvuzelas puede provocar zumbidos en los oídos e incluso pérdidas auditivas. De hecho, según los expertos, nadie debería exponerse al sonido de este invento a menos de dos metros durante más de un minuto si no quiere arriesgarse a perder capacidad auditiva.
El Comité Organizador del Mundial llegó a valorar si prohibía las alargadas trompetas, pero luego aclaró que las vuvuzelas «están aquí para quedarse». Los organizadores pidieron a los visitantes respeto por ese símbolo sudafricano. «Son parte de la historia de Sudáfrica. Su origen son los cuernos con que nuestros ancestros convocaban sus reuniones», dijo el portavoz del Comité, Rich Mkhondo.
De hecho las trompetas, que imitan el sonido de los elefantes, comenzaron a usarse en la década de los 70. Hechas de metal, no llegaron a popularizarse hasta hace 10 años cuando China las fabricó de plástico y las exportó masivamente a un precio mucho más económico.